Las interacciones dispersas son fuerzas débiles y de corto alcance entre moléculas sin carga. Aunque son débiles, sin ellos no existirían líquidos ni sólidos de compuestos no polares. Las interacciones dispersas tienen, pues, una influencia significativa en el comportamiento de la materia.
Las interacciones son de naturaleza electrostática. La distribución de electrones de los átomos y las moléculas fluctúa con el tiempo. Esto da lugar a breves desplazamientos aleatorios de carga, que a su vez inducen dipolos.

Aunque estas interacciones son de corto alcance y relativamente débiles, representan una gran proporción de las interacciones intermoleculares. En particular, la estabilidad de muchas sustancias no polares, incluidos los plásticos, se basa en estas interacciones.

Dado que estas fuerzas dependen en gran medida de la distancia, es importante que las parejas de enlace estén cerca unas de otras. Este es un efecto que se consigue mediante el tratamiento con plasma, la limpieza fina elimina las impurezas que actúan como agentes separadores y permite que la superficie desnuda forme enlaces. Además, se introducen grupos funcionales polares que, junto con las fuerzas de dispersión, contribuyen a las interacciones moleculares y producen una mejor adhesión.
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